Relativo a la gloriosa bebida química cuyos ingredientes están más allá de todo análisis y que en la época prepandemia ya tenía un lugar en el corazón de los flojos que prefieren verter un polvo extraño en agua, que exprimir dos limones o tres naranjas para hacer un fresco. El Fructus rinde para acompañar comidas y el fructusero es el joven que decide rendirle culto a sus componentes y acompaña cuanta bebida espirituosa se le cruce por el frente, mezclándolo con el mencionado concentrado.